domingo, 14 de junio de 2009

El Rector como máximo ejemplo de enseñanza en una universidad

Este blog ha sido creado para, a través de él, realizar una propuesta que busca que las universidades privadas en América Latina cumplan con su responsabilidad histórica en el presente; la cual está estrechamente vinculada con la construcción del bien común, en las sociedades para las que dichas instituciones sirven. La propuesta, gira en torno a dos ideas centrales. La primera, que la investigación pase a ser la principal fuente de financiamiento de esas casas de estudio. La segunda, que se organicen en torno al concepto MacInteriano de "práctica".

La noción de "práctica", para MacIntyre, comprende el ejercicio humano, mancomunado, de virtudes técnicas y del carácter; las cuales, en su conjunto, se disponen para generar bienes de excelencia. En el caso de las universidades, esos bienes, refieren a la búsqueda de conocimiento verdadero, y a la enseñanza y difusión del mismo. Pero, ¿bajo qué parámetros puede ser considerada la excelencia de dicho bien?

Las "prácticas" son actividades socialmente aceptadas. Tal aceptación les viene de que, a través de su actividad, generan los bienes que contribuyen con el mejor estado de una comunidad. Así, generar bienes de excelencia significa dos cosas. La primera, una comprensión global, clara y precisa, del deber ser de la sociedad. La segunda, una idea, también muy clara, de cómo los bienes que se generan en la "práctica" encajan en ese ideal de sociedad que se está persiguiendo.

Los maestros de las "prácticas", en este caso, de las "prácticas universitarias", serían aquellos que tuvieran una mejor idea acerca de ambos aspectos, el estado ideal de la sociedad, y la manera en que los bienes que se generan contribuyen a la creación de dicho estado. Obviamente, ello supone que una de las tareas centrales de cada "práctica", es la discusión permanente de estos dos asuntos. Tal discusión sería la que iría, con el tiempo, mostrando cuáles son las mejores perspectivas y, por lo tanto, quiénes deben ser los maestros de las "prácticas". Así, la generación de bienes de excelencia, depende, de manera fundamental, de la presencia, al interior de cada "práctica universitaria", de auténticos maestros.

Ahora bien; aún dentro de los maestros auténticos, debe haber quienes tengan una mejor versión de la excelencia. Digámosles, "maestros de maestros". En una situación ideal, el Rector de una universidad debe pertenecer a este grupo. Es importante notar que tal membrecía no es un asunto meramente honorario. Sino que significa la máxima responsabilidad posible en una casa de estudios dedicada a la educación superior. Porque supone que nadie en la institución tiene una mejor manera de comprender la excelencia que el Rector.

Pero, en este punto, es sumamente importante aclarar algo. La comprensión a la que nos referimos no significa, simplemente, que ocurre algo como tal en "el mundo de las ideas". No, se trata de que las acciones del Rector deben ser profundamente coherentes con dicha comprensión. De hecho, son las acciones, y no las palabras, las que realmente hablarán sobre la sabiduría - o carencia de ésta - de un Rector.

En otras palabras. Para cualquier auténtico maestro debe estar claro que, no hay mejor manera de educar, que con el ejemplo. El gran maestro de maestros, el Rector de una universidad, debe, en consecuencia, ser el máximo ejemplo de enseñanza; cuando la enseñanza significa la posibilidad de trasmitir su comprensión sobre la excelencia a los demás.

Hasta aquí esta entrada. Gracias por su tiempo. Nos vemos en la próxima.

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